LLAMALO AMOR SI QUIERES

LOS DISIMULOS DE LA SOLEDAD

HAYA DE LA TORRE, SU CALCULADO CELIBATO Y UNA TEORÍA SOBRE LA HOMOSEXUALIDAD


Marilucha. Así le decían. Fue la última de las mujeres que pudo convertirse en la novia oficial de Haya de la Torre, si él hubiese querido. Se llamaba María Luisa García-Montero Koechlin. Era bonita, aristócrata, caprichosa; después se suicidó tomando veneno. Una vez lo fue a buscar al local de su partido, el Apra, acompañando al corresponsal de la revista Time que iba a hacerle una entrevista. Llegaron en la noche para escuchar una de las conferencias que el líder aprista solía dar a sus seguidores mientras permanecía en Lima. Tenían que comprar boletos para ingresar, el auditorio estaba repleto. Marilucha también trabaja de periodista: publicaba en las revistas Limeña, Vanguardia y Caretas. Escribía de toros, poetas, y de la selecta vida social de una ciudad aún pródiga en apellidos compuestos. Esa noche, sin embargo, solo quería estar cerca de Haya de la Torre. Según le había confiado al reportero de Time, estaba enamorada de él. Quería seducirlo.
Se sentaron en la primera fila, en los lugares reservados para la prensa. Marilucha ha recordado que le dijo al corresponsal: “Creo que le gusto a este señor”. Haya de la Torre habló durante dos horas. Dio paseíllos encima del estrado, transpiró, agitó los brazos. En uno de sus gestos más típicos, inclinó su torso hacia delante, como las palomas cuando picotean comida del suelo.

Nociones de Psicologia - Telmo Salinas Garcia